A ti, que me hiciste la vida de cuadritos y que yo los enmarqué.
I
La penetra una y otra vez con toda su fuerza. La asfixia y golpea su pecho. Horas de
embate para retirar toda huella de otro hombre. Ella mira el tumbado y sonríe: las huellas están bien guardadas.. en otro lugar.
Le trae rosas y chocolates. Ella los recibe
esperanzada. Más tarde, luego del coito y el whisky, él le clava los ojos con espinas y
le llena la boca con papel brillante.
III
El examen médico dice que será una niña. Ella
pinta el cuarto de rosa y compra vestidos de punto abeja. Busca en la biblioteca nombres de
princesas. En su vientre una mariposa aletea y emite mudos ecos. En la noche él
lee el examen médico y se dirige a la cocina. Busca el cuchillo más brillante y
afilado, ese, el de cortar alas.
IV
Como un perro de caza mete sus narices en su
ropa interior, busca en su cartera, lee los mensajes del teléfono, interviene
su cuenta de correo... la persigue sin ser visto. Algo en su cabeza le dice que
lo engaña. Sus puños no logran sacarle ninguna información y tampoco los
besos. Decide leer a Sherlock Holmes.
V
Llega tarde y hambriento. Ella dormida sobre la mesa escucha sus gritos y abre los ojos. Se incorpora de un salto. Prende las hornillas y calienta la cena. Los niños
tiemblan y fingen que duermen, mientras ella echa un par de huevos en la sartén.
Las yemas se han partido y salido de su redonda forma desatando la tragedia. Sangra por
la nariz mientras abraza a sus hijos y piensa que el huevo hidrata la piel.
VI
Tomados de la mano caminan por el pueblo. El
muy elegante y altivo con un traje nuevo. Ella serena y ausente, con una flor
morada en el ojo.
VII
En la comisaría varios policías la rodean.
Tiembla mientras firma su declaración. Sale del lugar con algo de
esperanza y una bolsa de pan, mientras ellos juegan a encestar el basurero con su declaración y cinco más.
Betty Aguirre-Maier
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