Nayeli, Denisse y Yuliana: "los cuerpos" de una guerra indefinida.
En su ensayo “La pedagogía de la crueldad”, Rita Segato señala:
“La repetición de la violencia produce un efecto de normalización de un paisaje de la crueldad y, con esto, promueve en la gente los bajos umbrales de empatía indispensables para la empresa predadora. La crueldad habitual es directamente proporcional a formas de goce narcisista y consumista, y al aislamiento de los ciudadanos mediante su desensibilización al sufrimiento de los otros.”
Hace pocos días, tres cuerpos de jóvenes mujeres con signos de brutal violencia fueron encontrados, enterrados a orillas de un río en la costa ecuatoriana; cuerpos que más tarde fueron identificados como Nayeli, Denisse y Yuliana. Cuerpos. Sus jóvenes rostros fueron develados poco después en las redes sociales. Se habló de ellas como tres cantantes que habían sido contratadas para un evento y se las mostró vistiendo sus minifaldas, sus sonrisas, sus lustrosos cabellos. Cuerpos. Hoy se dice que eran tres jóvenes que iban a la playa.
Como ya es habitual cada día despertamos con sobresalto y espanto ante la violencia que azota a este pequeño país ecuatorial que ha perdido la brújula y navega a la deriva. Los días se suceden entre sicariatos, secuestros, extorsiones, bombas, escándalos de corrupción, etc. que dejan muertos y heridos, viudas, huérfanos, familias rotas. Cuerpos. Vivimos una guerra sin forma definida entre las fuerzas del orden y un ejército de criminales que funciona en células, disperso, escondido en la sombra y en la impunidad, luchando entre sí para ganar territorio. Su objetivo es aterrorizar, dominar. Sus víctimas, generalmente, son mujeres, niños, hombres racializados, adolescentes de barrios pobres. Cuerpos.
¿Quién desplegó sobre los cuerpos de Nayeli, Denisse y Yuliana, el derecho a asesinarlas, desfigurarlas y desechar sus cuerpos? ¿Fueron ellos? ¿Quiénes son ellos?
Como lo manifiesta Segato, estamos en una época en la que el nivel de crueldad y violencia se intensifica día a día e intenta enseñarnos una pedagogía de las cosas acorde a la economía de la época, una economía de dueños, un capitalismo voraz, donde el cuerpo del otro es tratado como cosa que se desecha. Cuerpo-cosa. A quién, ¿a qué dueño o dueños de los cuerpos, obedecen los asesinos de Nayeli, Denisse y Yuliana? ¿De dónde vino la orden?, ¿Por qué? Aunque, por ahora, es casi imposible responder a estas preguntas, el mensaje es contundente, y no solamente con este triple feminicidio, sino con casi todos los crímenes que se han suscitado: la violencia se ha instaurado en cada espacio del territorio y permanecerá ahí hasta que todos caigamos de rodillas. Harán de nosotros cuerpos/cosa, a menos que el Estado pueda repeler la violencia, lo cual y con resignación dicha en voz baja o alta, no sucederá en mucho tiempo, pues el Estado es también un ámbito de la violencia ejercida con su inercia, incapacidad y total ausencia de empatía ante los cuerpos/persona.
Segato llama pedagogías de la crueldad a todos los actos y prácticas que enseñan, habitúan y programan a los sujetos a transmutar lo vivo y su vitalidad en cosas. En ese sentido, estas pedagogías enseñan algo que va mucho más allá del matar, enseñan a matar de una muerte desritualizada, de una muerte que deja apenas residuos en el lugar del difunto.
Pero el sino de la historia es avanzar y con ello deberíamos permitir que las violentas muertes de Nayeli, Denisse y Yuliana, víctimas de una guerra indefinida, no sean olvidadas y dejen un mensaje que nos ayude a pensar fuera o más allá del miedo que nos paraliza, pues no son más cárceles ni más violencia lo que nos traerá o devolverá la paz, si no una lucha colectiva por la equidad, por justicia social, por igualdad de género, por oportunidades, por un país libre de corrupción. Exijamos liderazgo político, gobernemos todos, defendamos nuestros recursos, seamos ciudadanos responsables, reaccionemos ante los crímenes, detengámonos en cada uno de ellos, empaticemos con sus víctimas, enterremos sus cuerpos en el ritual del dolor.
Nayeli, Denisse y Yuliana, descansen en paz. No serán olvidadas.
*Según Oxfam, entre diciembre de 2019 y diciembre de 2021 la nueva riqueza generada ascendió a 42 billones de dólares. El 1 % más rico acaparó 26 billones de dólares (o el 63 % de esta nueva riqueza), mientras que tan solo 16 billones de dólares (el 37 %) fueron a parar al 99 % restante de la población mundial.
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