El Nobel de Literatura para Bob Dylan: entre la anarquía, el impulso y un posible síndrome de Estocolmo.
El Nobel de Literatura para Bob Dylan: entre la anarquía, el impulso y un posible síndrome de Estocolmo.
(“It’s like giving Elvis Presley a tuxedo: It
doesn’t exactly fit”. “Es como darle un smoking a Elvis Presley: No le queda.” Sobre
Dylan cuando recibió el premio Pulitzer en 2008)
Por Betty Aguirre S.
Por
allá en 1895, Alfred Nobel tuvo una gran idea, perpetuarse en la historia a través
de su voluntad y generosidad, entregando un premio anual y universal a "the
greatest benefit on mankind", tanto en la Química, la Física, la Medicina,
la Paz y la Literatura, pilares que sostienen los mas altos ideales, anhelos y
esfuerzo del ser humano.
Para
sorpresa de muchos, Bob Dylan, el cantante norteamericano fue el recipiente del
Nobel de Literatura 2016 "for having created new poetic expressions within
the great American song tradition". Y lo dice con todas las letras: por
haber creado nuevas expresiones poéticas dentro de la gran tradición de la
música americana. Por lo tanto ha surgido una pregunta que aun no termina de
responderse y quizás nunca se lo hará: ¿El premio a Bob Dylan es un premio
literario, o un premio a la música “norteamericana”? Lamento decir que los
suecos nos han dejado en el aire y traídos de los pelos, tratando de entender
esa oración como si fuera un pronunciamiento cabalístico. Joder!
Sin
embargo, guiños y coqueteos han estado ahí, y Dylan ha sido candidato al Nobel
de Literatura por varios años. Quienes lo han propuesto han dicho que se lo
merece por ser un gran músico, cantante y poeta, por haber influenciado con su
música y letras a varias generaciones, etc. Esa constante candidatura parecía
algo inocente hasta el 13 de octubre del 2016 cuando despertamos con la
noticia, algunos nos tropezamos con ella y de narices, de que Dylan se hacia
con el.
Mientras
trataba de asimilar la “buena nueva”, pensaba que después de haber sido
premiado un sinnúmero de veces por aquí y por allá, la idea no era tan
descabellada, y mas aun cuando hoy, los intelectuales, los filósofos, los
escritores y los poetas han sido reemplazados por los protagonistas del glam de
la industria de la música y los reality shows. Obviamente que Dylan no cae
burdamente en esas categorías, no voy a irrespetarlo, pero hacia allá parece
girar la brújula, buen cantante o no. Siempre que lo veía en lista me preguntaba
lo mismo: ¿No es Dylan un músico? Un grande, un trovador, un griot, un referente,
una enorme influencia para muchos, sí, pero un cantante de música folk y rock,
que además con sus canciones desafiaba al mismo sistema que ahora lo corona. Entre
los premios que Dylan ha recibido, están: un Pulitzer, un Príncipe de Asturias,
11 Grammys, un Oscar, y un Premio Nacional a las Artes; la lista es larga. Y
ahora un Nobel.
Personalmente, crecí escuchando a Dylan, como lo hice con
Morrison, Joan Baez, Carole King, Cash, Beatles, White, Queen, J. Joplin, J.
Mitchel, Brassens, Brel, Piaf, Ferré, Mercedes Sosa, Sabina, Silvio y Pablo,
Yupanqui, el rock de aquí y allá, bossa nova, jazz, pasillos ecuatorianos,
salsa, etc., así como leyendo novelas, poesía y filosofía. A muchos de
nosotros, todos o algunos de estos autores nos ayudaron a sentirnos menos solos, a
identificarnos frente al Mundo, a descifrar los signos, a encontrar el camino a
casa, etc.; y pienso que así fue siempre, cientos de años atrás, miles aun, la música,
base de la poesía, siempre ha sido la perfecta expresión de nuestro espíritu, lo mas cercano
que tenemos a lo divino. Larga vida a Dylan!
Y a Dylan,
como a otros, le debo el haberme sentido menos sola e ignorante cuando me mudé
a EEUU; sobre todo porque me ayudó a comprender la influencia de la cultura
popular en la sociedad. Hoy, lo tengo a la mano, y cada vez que puedo lo vuelvo
a escuchar. Sus canciones se volvieron mucho mas cercanas e intimas cuando descubrí
ese otro país que no se ve en la televisión o en las películas hollywoodienses:
la cultura del sur, el soul, el jazz, el folk la cultura country, los
red-necks, la pobreza y soledad de millones, los inmigrantes viviendo en la
sombra y los nativos alcoholizados en sus reservaciones, una sociedad esclavista, policiaca
y religiosa, obsesionada con la juventud y el miedo, sus ideales y sus perversiones; y me iluminó aún más cuando
empecé a leer en inglés a Kerouac, a Gingsberg, a Burroughs, y a comprender la
enormidad de su literatura y poesía. Y no hace mucho, lo llevé a propósito
entre otros CDs, en un viaje desde Utah hasta California, en el cual con mi
hija cruzamos Joshua Tree National Park y un trayecto de la famosa Ruta 66.
Mientras atravesábamos estas espectaculares geografías, ella leía en un pequeño
libro de rutas y parques los aspectos históricos de estos lugares y me hacia
preguntas sobre mi experiencia política y social cuando era joven, recuerdo que
le contaba de cómo mientras toda mi familia, vecinos y amigos veneraban a un presidente
con pinta, melena y garras de león, cuyo régimen reprimió, asesinó y hasta
desapareció a dos adolescentes, yo buscaba en la literatura, la poesía y la
música algo distinto. Mientras conducíamos entre los joshuas, arboles míticos,
sonaba Dylan con su áspera voz nasal y ese dejo tan dulce del medio oeste, y entonces
aproveché para hablarle de lo que sucedió en las décadas de los 50 y 60 en EEUU,
y como Dylan, entre otros fue faro y brújula para muchos, voz de las revueltas
y la esperanza, y que una de mis canciones favoritas, "Like
a Rolling Stone", la escribió en el año de mi nacimiento, 1965. Le dije muy
seria que la había escrito para mi, para mi generación, como una guía mientras
rodamos como una piedra por el Mundo. Mientras tanto, mi hija reconocía
con tristeza que los jóvenes como ella no tenían esos referentes y que vivían
perdidos en un universo cruel, virtual y consumista. Entonces le dije que le regalaba esa canción, como antes le había regalado algunos de mis libros, le
dije que se apropie de ella porque yo ya había rodado lo suficiente y que el
mapa ya me lo había tatuado.
Cuando
Dylan se enteró de que finalmente los suecos perdieron la cabeza, seguramente
pronunció: Fuck, they did it again!. Sí, porque a Dylan todos lo premian o lo
quieren premiar, es ya un caso patético, como si el talento se hubiera
extinguido y solo quedara Dylan. Y recuerden: Dylan no recoge premios, no lo hizo
con el Príncipe de Asturias ni con el Pulitzer, ni con muchos otros. A ver si
se digna en recoger este. Creo que no lo hace porque hay algo de ese brillo de
los premios que lo fastidia, pero en fin, continuó. La sorpresa y el
desconcierto por el Nobel a Dylan, no es
nuevo. Ya en el 2008, se le otorgó el
premio Pulitzer, y para muchos fue un sacudón. Dave Iszkoff , entre muchos
otros, escribió entonces en el New York Times un articulo titulado: “Bob Dylan
Finally Gets His Pulitzer. His What?” en el que analizaba lo que significaba entregarle
un Pulitzer a un cantante, que y a pesar de lo que dijo el jurado, por su “profound impact on popular music and American culture,
marked by lyrical compositions of extraordinary poetic power.”, cosa que todos
reconocían, estaba en otra categoría fuera y lejos del peso de un Pulitzer.
Iszkoff decía que el hacerlo contradecía las intensiones de Dylan desde sus
inicios, que eran desnudar y romper con el establishment,
con todo aquello que hacia de este Mundo un falso teatro, y que este era un
hecho falso, forzado. El escritor Johatahn Lethem a quien Iszkoff cita, también
se pronunció y a este le preocupaba este tipo de auto congratulación cultural,
es decir pasar el trapo y abrillantar tanto a quienes votaron por Dylan como a
él mismo, como si Dylan necesitara un acto de respeto, una reverencia. Y añadía:
“Well, we’ll give him the Pulitzer and the Oscar, and an honorary degree from
Oxford, and maybe all this stuff adds up to the impulse we have.”, el impulso
se había impuesto a la razón.
Pero lo que Dave Iszkoff, ni Lethem no se esperaban hace ya una
década, estoy segura, es que además, un día y no muy lejano, la Academia sueca
le entregaría nada mas y nada menos que el Nobel de Literatura. Claro que
muchos premios, en su mayoría son muy merecidos, como el Premio Príncipe de
Asturias a las Artes en el 2007. Y se lo daban “al mito viviente en la
historia de la música popular y faro de una generación que tuvo el sueño de
cambiar el mundo", y que "conjuga la canción y la poesía en una obra
que crea escuela y determina la educación sentimental de muchos millones de
personas", en palabras del jurado. Premiaban su arte, no en vano este
premio es a las Artes. Pero aun así, ¿Necesita Dylan el reconocimiento de una
institución que tiene por cabeza a la nobleza española? Es decir, ¿No son ellos
parte de lo que Dylan acusa en sus canciones, en sus letras?.
Todo esto lo escribo como lectora de por vida y estudiante de Literatura
desde la secundaria, y luego como
critica, editora y profesora. Lo cual no significa que posea la verdad ni la última
palabra, pero conozco de cerca este maravilloso universo y me veo en la
necesidad de hacerlo, aunque se que a nadie le importa. Pero uno escribe para
uno mismo, dice el rótulo de una biblioteca.
Siempre tendré a Dylan como una de esas rarezas de la creación cultural
que se dan cada cierto tiempo, tesoros que los guardamos con celo y que debemos
mantenerlos vivos porque ellos son parte de una lucha universal: la libertad. Y
aunque no hay nada que aclarar, ni que afirmar ni negar, hoy decidí revisitar
algunas letras de Dylan, leerlas tanto en inglés como en español, sin su música
cargada de toda su presencia, y sentí tristeza; tristeza porque me habría gustado
claudicar, aceptar que me equivoqué, ahorrarme esta reflexión, y “declinar” como me ha pedido el pintor
Servio Zapata, o aceptar que es un berrinche de puristas ante el escultor Tony
Balseca, o darle la razón al dramaturgo Peky Andino, quien dijo: “¡Salud por el
rock! ¡A la mierda la academia de la lengua y todos los momios y momias
literarias que nunca amaremos! El rock fue y es la evolución inevitable de la
literatura. ¡Salud Bob Dylan! Poeta. Animal primigenio del rock. Sangre de
nuestra sangre.”, lo cual me encanta, pero no aplica, Dylan es ante todo un
cantante, su poesía sin su música no funciona, es una formula indestructible.
Y aunque este Nobel de Literatura entregado a Dylan, ha sido
arbitrario, antojadizo, e impulsivo, ha sido también certero en muchos casos,
como cuando se lo dieron a nuestro Neruda, a Lessing, a Munro, Müller,
Szymboroska, Fo, Grass, Faulkner, Mistral, etc. Claramente, a escritores y poetas, no a
músicos. Y espero que pronto estas premiaciones se equiparen en términos de
género, que las mujeres también escriben. Ya no puedo confiar ciegamente en el
Nobel a la Literatura, pues después de esto sería como enamorarse del verdugo
que ha secuestrado a la joven y vieja Literatura, y ser diagnosticados
suecamente con el síndrome de Estocolmo. No, el año que viene la Academia sueca
o redime o, se hunde. Por lo tanto y para evitar un triste divorcio, propongo
que se cree un Nobel a las Artes que incluya: música, danza, pintura, escultura.
Larga vida a Dylan! , y... Fuck! Don’t do it again!
Ahora pasen, y acompáñenme en mi tristeza, Dylan sin su música,
sin su presencia:
- Masters of War (Los maestros de la guerra) 1963
You that build the big guns
You that build the death planes
You that build all the bombs
You that hide behind walls
You that hide behind desks
I just want you to know
I can see through your masks
"Ustedes, que fabrican las grandes armas
Ustedes, que construyen los aviones de la muerte
Ustedes, que construyen todas las bombas
Ustedes, que se esconden tras los muros
Ustedes, que se esconden detrás de escritorios
Sólo quiero que sepan
Que puedo verlos a través de sus máscaras".
- Like a Rolling Stone (Como una piedra que rueda) 1965
Ah you never turned around to see the frowns
On the jugglers and the clowns when they all did tricks for you
You never understood that it ain't no good
You shouldn't let other people get your kicks for you
(…)
How does it feel, ah how does it feel?
To be on your own, with no direction home
Like a complete unknown, like a rolling Stone
"Nunca te diste vuelta a observar los ceños fruncidos
De los malabaristas y payasos que hacían trucos para ti
Nunca entendiste que no es bueno
Dejar que otra gente reciba los golpes que son para ti".
(…)
"¿Cómo se siente? ¿Cómo se siente?
Estar completamente solo, sin saber el camino a casa
Ser un completo desconocido, como una piedra que rueda".
-Chimes of Freedom (Repiques de libertad) 1964
Far between sundown's finish and midnight's broken toll
We ducked inside the doorways, thunder went crashing
As majestic bells of bolts struck shadows in the sounds
Seeming to be the chimes of freedom flashing.
"Lejos entre el fin de la puesta del sol y el fallido
redoblar de la medianoche
Nos zambullimos dentro de los portales, el trueno fue a
estrellarse
Como majestuosas campanas de pestillos que golpean las sombras
en los sonidos
Que dan la impresión de ser repiques de libertad
intermitente".
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