La Santísima Tragedia: la fiesta de la Mama Negra de una niña de zapatos azules. A mi hermano Es una soleada mañana de un 24 de septiembre ecuatorial y llevo mis zapatos azules de charol. Deslizo mi mano de la mano de mi abuela y me pierdo entre la gente. En este estridente, colorido y caótico universo me siento libre y segura; la blanca cúpula de la iglesia es mi brújula. Quiero ver al Ángel de la Estrella, una niña de grandes alas e infinitos rizos subida en un caballo tan blanco como su vestido. La escucho loar a la Virgen de la Merced en una larguísima filigrana de palabras. Los disparos inauguran la fiesta y la banda de músicos uniformados inician el desfile. Miro alrededor y corro calle arriba. Me encuentro con hileras de pájaros gigantes que danzan con movimientos ondulantes. Los niños y sus madres gritan: ¡Los curiquingues, vienen los curiquingues! Retrocedo y miro sus largos cuellos pasar.
Aproximaciones.