Juguetes de niños ricos Al estruendo que sacudió los árboles, le siguió un bullicio de pájaros sin destino fijo que huían por un cielo gris y pegajoso. A ese emigrar en círculos le siguieron gritos agudos y graves que opacaron las campanadas de la iglesia llamando a la misa de once. Finalmente, un profundo silencio ahogó las voces de todos. Los ladridos de los perros y el ruido de los pocos autos que circulaban por las angostas calles, también se ahogaron en el mutismo, paralizando la ciudad por largos días. Es abril, llueve casi todo el día y todos los días. Es una lluvia leve que lo moja todo lentamente y que se cuela por la ropa, los zapatos, los tejados y las rendijas de las ventanas. La noche es fría y larga y se nos prohíbe encender la radio o el televisor. El luto está en todas partes, presente como una sombra. Cuando ya todos nos hemos ido a la cama y las luces se han apagado, en esa total oscuridad y como una tormenta lejana que llega y arrasa, lo escuchamos
Aproximaciones.